Si algo me ha dado esta ciudad es una familia preciosa que parece la de
toda la vida. Me ha regalado la danza, la palabra y el mar. Me ha enseñado
sabores nuevos, texturas nuevas, emociones nuevas, momentos no vividos. Me ha
llenado de pequeñas cicatrices de esas que pican y te rascas con gusto. Porque
sarna con gusto no pica. Y porque que me quiten lo bailao’.
Y entonces vuelvo. Vuelvo a ese sitio en el que el verde deja de ser un
color para convertirse en olor. Ese sitio de calles estrechas, de mareas bajas,
de comida en pequeñas raciones y copas de vino de todos los tonos. De bodegas
ocultas, de gente sencilla, de meriendas con porrón. De paseos a las tres de la
tarde, de áticos y de ríos enormes que bañan ciudades pequeñas.
Y entonces vuelvo. Y siento un amor tan grande y extraño a la vez que
me convierto en algo bello y sin forma.
Algo bello y sin forma.
Lugar: Logroño.
Cámara: Yashica MG-1.
Ojo y texto: Irene Alduán.