Allí aprendí que en la vida hay
momentos para todo.
Sentenciado lo cual, acepté
que la locura también tiene sus momentos.
Así es Ella. Llega y decide remover
hasta el último rincón de tus cálidas entrañas, arrugar las
sábanas de una cama que llevaba siglos vacía y hacer que tu
insignificante cuerpo, casi inerte, flote durante unos segundos en el
mar.
Ella llega y te pilla en bragas, como
te había dejado aquel amor que sabía a helado de turrón, y tú no
sabes muy bien si reír, llorar, gritar, bailar, tomarte una copa de
Rueda o un buen gin-tonic. Así que lo haces todo a la vez: ríes mientras lloras, lloras mientras gritas, bailas gritando y te da igual si es vino o ginebra.
Pero la perra de Ella llega, avisando o
sin avisar, y tú, como simple mortal, o la invitas a
compartir esa copa de vino que paladeabas sedienta o...
¡Oh!
Lugar: el tendedero de los Pepes.
Cámara: Yashica MG-1.
Ojo: Irene Alduán.
Texto: Irene Alduán.
Ojo: Irene Alduán.
Texto: Irene Alduán.
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