20 de abril de 2014

Ella y la vallisoletana.


Allí aprendí que en la vida hay momentos para todo.
Sentenciado lo cual, acepté que la locura también tiene sus momentos.

Así es Ella. Llega y decide remover hasta el último rincón de tus cálidas entrañas, arrugar las sábanas de una cama que llevaba siglos vacía y hacer que tu insignificante cuerpo, casi inerte, flote durante unos segundos en el mar.

Ella llega y te pilla en bragas, como te había dejado aquel amor que sabía a helado de turrón, y tú no sabes muy bien si reír, llorar, gritar, bailar, tomarte una copa de Rueda o un buen gin-tonic. Así que lo haces todo a la vez: ríes mientras lloras, lloras mientras gritas, bailas gritando y te da igual si es vino o ginebra.

Pero la perra de Ella llega, avisando o sin avisar, y tú, como simple mortal, o la invitas a compartir esa copa de vino que paladeabas sedienta o...
¡Oh!


Lugar: el tendedero de los Pepes.
Cámara: Yashica MG-1. 
Ojo: Irene Alduán.
Texto: Irene Alduán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario